Euskal Erbesteen Kultura – La Cultura de los Exilios Vascos

Biografías

Hamaika Bide parte en sus trabajos de unos planteamientos al margen de partidos políticos o de encasillamientos ideológicos. De esta manera aborda el estudio de exiliados y exiliadas de cualquier condición o posicionamiento político entendiendo que todos ellos han realizado una aportación valiosa a la cultura del pueblo vasco. Por lo tanto en esta sección se irán intergrando biografías de personalidades vascas sin más nexo entre sí que el haber compartido un destino común: el exilio.

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Salegi Ostolaza, Mario de

Fotografía de Mario de Salegi Ostolaza
(Donostia, 1918 – New York, 2005)

Estudios: Contabilidad, delineación. Empezó Filosofía y Letras.

Profesión preferente: periodista
Actividades culturales: editor, escritor, activista, traductor
Pseudónimos:
Exilio: 1938-1977
Lugares y fechas de exilio:
1º.- New York: 1941
2º.- París: 1946
3º.- California: 1947-1952
4º.- México: 1952-1959
5º.- New York: 1960-2005

BIOGRAFÍA

La de Mario de Salegi es una de esas biografías aventureras y complejas que ha generado el exilio vasco de 1936. Intelectual entregado a la causa vasca y, en general, a la defensa de las ideas progresistas, resulta un personaje de difícil clasificación ideológica. En general, se puede decir que lo rocambolesco de su biografía ha ocultado muchas veces sus realizaciones intelectuales y literarias.

Mario de Salegi nació en Donostia, el 17 de abril de 1918, era hijo de un militante nacionalista. Sin embargo, desde muy temprana edad, Salegi se posicionó en defensa de las ideas revolucionarias, afiliándose a las Juventudes del PCE. La infancia del incipiente periodista no fue fácil ya que era hijo de madre soltera y hasta tarde no conoció la identidad de su padre quien, no obstante, trató de ayudarle económicamente en sus estudios. La militancia comunista de Salegi no se prolongó demasiado tiempo: en el verano de 1935 se celebró en París una gran conferencia antifascista a la que acudió; a su regreso a Donostia abandonó el PCE para incorporarse al movimiento Jagi-Jagi, fundado por Eli Gallastegi. Iniciada la guerra, Salegi participa activamente en los movimientos para impedir que en un primer momento la ciudad sea controlada por los golpistas. Posteriormente se incorporó como voluntario al batallón de ANV Euzko Indarra. Herido en Urkiola, siguió al Gobierno Vasco hasta Trucios. De allí, en dirección a Santander fue hecho preso en Santoña, en agosto de 1937. Fue condenado a treinta años de cárcel por los franquistas e incorporado al batallón de trabajadores número 12. Puesto en libertad en 1940, se incorporó a los grupos de resistencia del PNV. Tras la caída del grupo huyó a Cádiz de donde se exilió a Estados Unidos en 1941. De allí se dirigió a Gran Bretaña con objeto de incorporarse a la lucha contra el nazismo. Detenido por los servicios de inteligencia ingleses, hubo de regresar a Estados Unidos donde realizó el servicio militar en la marina de guerra, combatiendo en el Pacífico con la VII Flota. Licenciado en 1945 y ya con la nacionalidad americana, en 1946 regresó a París a fin de incorporarse a la Brigada Vasca y colaborar con el Gobierno Vasco. Decepcionado, marcho a Italia y tras diversos avatares, retornó a los Estados Unidos, ejerciendo el periodismo tanto en Los Ángeles como en México. Así, colaboró en Novedades, Daily News. Fue corresponsal de La Opinión en Brasil, Guatemala, Costa Rica y Panama. También colaboró con las editoriales mexicanas Patria y Cesarman.

Pese a ser muy crítico con el PNV, siguió colaborando con la Delegación Vasca en New York. Fue declarado “riesgo a la seguridad” y perseguido por el marcartismo a partir de 1952. En ese mismo año contrajo matrimonio con Miriam Nurnberg. Ambos, junto con Julio álvarez del Vayo, crearon el Comité for Democratic Spain, organismo del cual fue secretario y que funcionaba en los locales de su librería American Books. A fines de 1959 trabajó en Library Journal de New York, fundando además su propia editorial. Tras la muerte de Franco apenas regresó en alguna ocasión al País Vasco. En 1977 quedó finalista en el Premio Planeta con Morir en Irún. Fue nombrado “Vasco Universal” por el Gobierno Vasco. Falleció el ocho de abril de 2005, en Nueva York, tras permanecer dos meses en la UVI del Hospital Mount Sinai. Sus cenizas fueron aventadas en la Sierra de Aralar.

DATOS BIBLIOGRÁFICOS
Esta bibliografía no es más que una primera aproximación a la obra de Mario de Salegi ya que la mayor parte de sus trabajos realizados en América están todavía por estudiar.

Obra de Mario de Salegi
* Libros:
Morir en Irún. Donostia: Elkar, 1980. [N]
Operación carlomagno. Novela de la resistencia vasca, 1940. Colección Nueva narrativa Española. Madrid: Ediciones Libertarias, 1988 (463 pp). [N]
Verano del 36. memorias de un gudari. Tafalla: Txalaparta, 2005 (pp). [M]

* Libros en colaboración:
Con EGAñA, Iñaki: Expediente vasco. CIA y FBI en Euskal Herria. Tafalla: Txalaparta, 2003.

* Entrevistas:
– SALA, Teresa: “Mario Salegi: “Hezkuntza eta kultura, Euskal herria berreraikitzeko oinarri””. Euskonews & Media, nº87, 2002.

Bibliografía sobre Mario Salegi:
– EGAñA, Iñaki:  Mario Salegi. La pasión del siglo XX. Tafalla: Txalaparta, 1999.
– EGAñA, Iñaki: “Mario Salegi, gutako bat”. Berria, 2005-IV-23 (14).
– ETXENIKE, Luisa: “Mario de Salegi, escritor, editor y militante antifranquista”. El País, edición País Vasco, 17-V-2005.
– MENDI, L: “El escrior Mario Salegi deja tras su muerte el recuerdo de su militancia democrática”. Deia, 24-IV-2005.
– MURUA URIA, Imanol: “Mario Salegi hil da, euskaldunon ´enbaxadorea´ New Yorken”. Berria, 2005-IV-23 (14).

Autor: José Ramón ZABALA

Sasiain Brau, Fernando

Fotografía de Fernando Sasiain Brau

(Donostia, 18 de junio de 1894 – Palencia, 15 de noviembre de 1957)

Estudios: Derecho (Universidad de Valladolid)
Actividad profesional prioritaria: Abogado. Líder republicano. Político.
Actividad cultural desarrollada: Impulso de la cultura desde su labor de alcalde de Donostia/San Sebastián de 1931 a 1936.
Fechas y lugares de exilio:
– 1939-1950, Lapurdi: Ziburu (Ciboure) y Donibane Lohitzun (Saint Jean-de-Luz / San Juan de Luz).

BIOGRAFÍA
Fernando Sasiain Brau nació en Donostia en 1894, en el seno de una familia republicana. Tras cursar estudios en su ciudad natal se trasladó a Valladolid donde se licenció en Derecho en 1918, actividad profesional que desarrolló en algunos momentos de su vida, ya que su verdadera vocación fue la política. En 1920 se presentó con la minoría republicana a las elecciones municipales y obtuvo su primer acta como concejal. En 1922 fue teniente de alcalde, cargo que desempeñó hasta el 13 de septiembre de 1923, fecha en la que el golpe militar de Primo de Rivera cambió todo el ordenamiento, siendo expulsado del ayuntamiento junto con el resto de concejales electos, siendo sustituidos por una corporación designada a dedo por los militares. Desde 1923 hasta 1930 se dedicó laboralmente a la abogacía y trabajó activamente en las filas republicanas, siendo detenido alguna vez en un intento por evitar los actos de protesta previstos contra el dictador Primo de Rivera.

En marzo de 1930 fue elegido presidente de la Unión Republicana donostiarra, motivo que le llevó a ser el anfitrión del Pacto de San Sebastián, firmado el 17 de agosto de 1930. Fue, junto con Indalecio Prieto, la única persona que representaba la realidad vasca en aquella importante reunión. Su participación en el Pacto fue decisiva en su devenir político porque le consagró, por un lado, como uno de los prohombres del republicanismo y, por otro, dio a conocer su talante y su capacidad negociadora, que tan importante iba a ser en el futuro.
Finalmente, se vio cumplido su sueño: la monarquía cayó , dando paso a la II República. A nivel personal, su labor y su valía le llevaron a ocupar la alcaldía de San Sebastián en las elecciones del 12 de abril de 1931, al ser el candidato más votado. Desde entonces inició una labor de trabajo incansable por su ciudad como alcalde progresista que fue, que había llegado a la política –según sus propias palabras– “preocupado seriamente por la cuestión social. A mí me arrastra a la política la irritante desigualdad de clases”. Durante su mandato se hicieron multitud de obras que aún se pueden ver en la ciudad: puso en servicio el edificio de bomberos de la calle Easo, inauguró la actual avenida de Navarra, instaló el primer semáforo de la ciudad, promovió el ensanche de Amara, inauguró la Plaza de Zaragoza y el Instituto Médico-Quirúrgico (que posteriormente fue el Instituto Oncológico), entre otras obras. Aunque sus dos intervenciones más emblemáticas fueron la inauguración del Museo de San Telmo y la recuperación para la ciudad del Palacio de Miramar. Políticamente tuvo una actividad destacada también en la consecución del Estatuto de Autonomía del País Vasco, ya que presidió la Comisión de los 18, un comité que tenía que poner en marcha el texto conjunto de Estatuto. El 21 de diciembre de 1933 se celebró el acto de entrega del Estatuto vasco al Parlamento español. Sasiain fue el encargado de entregar un ejemplar al Presidente de la República. El alacalde donostiarra también estuvo en la Comisión que llevó adelante el plante de los Ayuntamientos Vascos en la denominada “Guerra del Vino” de 1934.

Cuando en 1936 estalló la guerra siguió ejerciendo de alcalde, pero ya en un papel secundario ante las necesidades de la guerra, que dio el protagonismo a los grupos armados frente a los políticos. Se fue retirando a medida que las tropas rebeldes iban ocupando el territorio vasco, y, en 1937, pasó a Barcelona con el Gobierno Vasco; posteriormente, con la caída de Barcelona se exilió en Lapurdi (Iparralde) durante casi 11 años.
Si bien durante los primeros años de exilio siguió activo políticamente (firmó por ejemplo el Pacto de Baiona de marzo de 1945, fue vocal del Consejo Consultivo del Gobierno Vasco, etc.), lo cierto es que todo su exilio fue un periodo de gran penuria económica y de graves problemas de salud, problemas que no solo le afectaron a él, sino a toda su familia: sus hermanas y su padre estuvieron exiliados hasta 1939 y 1940 respectivamente, su hermano Eduardo estuvo encarcelado casi tres años, y su hermano Emilio se exilio con él y permaneció fuera del País Vasco peninsular hasta 1954. Fernando Sasiain había sido expoliado de todos sus bienes por el vengativo régimen franquista ya que el Tribunal de Responsabilidades Políticas le condenó (el 21 de octubre de 1941, en rebeldía) a “pérdida total de sus bienes y 15 años de extrañamiento” por “ser alcalde de San Sebastián, promotor del movimiento rebelde de los ayuntamientos vascos y del Pacto de San Sebastián”. Como no les pareció suficiente, por dos veces pidieron a sus aliados nazis que le detuvieran en Iparralde y le extraditaran. Los ocupantes nazis cumplieron parcialmente la petición y le encarcelaron en abril de 1941, en la cárcel de Baiona, a la espera de tramitar la extradición. Pero, por una cuestión de intereses políticos de aquel momento concreto, Fernando Sasiain fue sorprendentemente liberado por los propios nazis a los dos meses, para enfado de los franquistas, los cuales volvieron a pedir su extradición en 1943, momento en que fue salvado por la intervención de un suboficial alemán, que filtró a la Resistencia el listado de personas a detener. En esos años sufrió, probablemente por todas las penurias personales, familiares y económicas, fuertes depresiones que le llevaron a un intento de suicidio y a su ingreso durante algún tiempo en un centro especializado.

En diciembre de 1949, en vista de su estado de declive personal, decidió acogerse a uno de los decretos de Amnistía. Su estado físico-mental era tal que al llegar el 27 de diciembre de 1949 a la frontera le permitieron ir a casa de sus hermanas, en vez de ejecutar la orden de “búsqueda y captura” y encarcelarle. A los pocos días ingresó en el sanatorio psiquiátrico de la ciudad, donde estuvo casi un año, perseguido no obstante por el Juzgado Militar, el cual pedía informes periódicos sobre su estado de salud, al principio quincenalmente. En diciembre de aquel año recibió el alta, lo cual desencadenó una citación inmediata para acudir al Juzgado Militar. Allí declaró y quedó a la espera de ser citado, pero su estado de salud se deterioró definitivamente y desde la Diputación Provincial se gestionó desde la Junta de Beneficencia, al carecer tanto él como la familia de recursos económicos, una plaza en el Centro Psiquiátrico de San Juan de Dios de Palencia, donde ingresó el 30 de abril de 1951. Palencia fue su última residencia, ya que su estado de salud se fue deteriorando progresivamente. El 15 de noviembre de 1957 falleció en la ciudad castellana a consecuencia de un ulcus gástrico, lejos de aquel San Sebastián por el que tanto había luchado. Allí reposan sus restos.

Autor: Xabier Urmeneta

BIBLIOGRAFÍA
-MARKEZ, I. y URMENETA, X.: “Fernando Sasiain Brau: de alcalde republicano de San Sebastián al exilio, expolio y encierro psiquiátrico”. Bilbao: Revista NORTE de Salud Mental. 2012 Vol. X, nº 42, pp. 79-86. Consultable en: http://revistanorte.es/index.php/revista/article/view/96
-URMENETA, X. y MARKEZ, I.: Fernando Sasiain Brau, Donostiako alkate errepublikanoa: historiaren ahanztura / Fernando Sasiain Brau, alcalde republicano de San Sebastián: el olvido histórico. Bilbao: Ekimen 2013. Consultable en: http://www.donostia.org/app/FSasiain/index.html
-ZABALETA, M.: “Fernando Sasiain: un alcalde republicano para San Sebastián”. Guadalajara: Cuadernos Republicanos, 1995, nº 24, pp. 65-82.

Scheifler Amezaga, Francisco Xabier

Fotografía de Francisco Xabier Scheifler Amezaga
(Bilbao., 1915 – Tijuana, 1996)

Estudios: Humanidades, Filosofí­a, Teología, Economí­a.

Profesión preferente: Jesuita y profesor universitario.

Actividades culturales: Escritor y profesor universitario.

Exilio: 1937-1996.

Lugares y fechas del exilio:

1.- Francia: 1937.

2.- Bélgica: 1937-1940.

3.- México: 1940-1996.

El apellido Scheifler nos obliga a precisar desde el principio las raí­ces del árbol genealógico de este jesuita bilbaíno, nacido en una familia religiosa (cuatro de los seis hijos varones entraron en la Compañía de Jesús) y nacionalista (su padre fue uno de los fundadores de la revista Euzkadi). Su abuelo, Gustavo Scheifler, nació en 1847 en Bloteendorf (en la Bohemia del Imperio Austro-Húngaro actualmente en la República Checa). Siendo aún joven se estableció en Bilbao, donde abrió una ferreterí­a llamada “Los Alemanes”, en la Parte Vieja, junto a la Catedral. De su matrimonio con la bilbaína Vicenta Urrutia (1852 – 1931) nacieron nueve hijos, siendo Gustavo (1885 – 1974) el cuarto. Finalmente, del matrimonio de éste con Cleta Amezaga (1887 – 1983), natural de Deusto, nacieron también nueve hermanos, seis chicos y tres chicas.

Xabier Scheifler nació en Bilbao, el 3 de diciembre de 1915, festividad del misionero navarro San Francisco Javier, y fue bautizado con este nombre en la Parroquia de San Vicente Mártir, de Abando. Entre sus recuerdos de niñez conserva en su memoria la palabra “dictadura” con una connotación muy peyorativa por haberla sufrido entre los años 1923 y 1930 bajo el mandato del general M. Primo de Rivera. Hizo sus estudios primarios en el Colegio de Santiago Apóstol, obteniendo más tarde los diplomas de perito y profesor mercantil.

En 1935 comenzó la carrera de Ciencias Económicas en la Universidad de Deusto en la que conoció al estudiante mexicano Julio Ansoleaga que tanto le ayudarí­a más adelante en México. El 18 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil en España y Xabier se ve obligado, con 21 años, a interrumpir sus estudios en segundo curso para prestar servicios auxiliares en el Departamento de Marina al servicio del Gobierno Vasco. El 21 de junio de 1937 las tropas de Franco ocupan Bilbao pero dos días antes Xabier había podido huir con otros veinte jóvenes vascos en el destructor Ciscar: “me parecía absurdo e intolerable matar gente que yo no conocía y que en nada me habían ofendido; de modo que decidí­ desertar […]. Alcancé a subirme a un barco de bandera francesa y durante horas estuvimos frente a las costas de Francia esperando la decisión: que nos devolvieran a España para fusilarnos por desertores o internarnos en un campo de prisioneros”. Xabier es detenido temporalmente y liberado por el prefecto francés: “con pantalones y chamarra de soldado, sin un centavo y sin documentación y con un pañuelo en el bolsillo […] pero con la alegría de estar en tierra francesa, vivo y libre”. Xabier puede reencontrarse con su familia exiliada desde comienzos de mayo de 1937 en Saint Seurint de Prats (sur la Dordogne), cerca de Burdeos. Varios meses después de la caída de Bilbao, en octubre de ese mismo año, la familia logra regresar a Bilbao sin el padre, que se verá obligado a permanecer en San Juan de Luz, padeciendo en soledad el duro destierro durante tres años. Xabier decide entonces marchar a Bélgica y prosigue allá la carrera de Ciencias Económicas en la Universidad de Lovaina, tras haber obtenido un crédito estudiantil. Estando cursando el último año de carrera estalla la II Guerra Mundial (1939-1945).

En mayo de 1940, un mes antes de que Xabier concluyera su carrera en Lovaina, el ejército del III Reich penetra en Bélgica. El joven estudiante que siempre confesó su pacifismo total y, en consecuencia “odiaba la guerra” consigue embarcarse en Amberes en el último barco que partía para el mundo libre, consciente de que ponía en peligro su vida pues poco antes dos buques habían sido destruidos por las minas magnéticas en el rí­o Escalda, cerca de Flessingua, antes de salir al Mar del Norte.

Tras cuarenta días de navegación y habiendo hecho escala en varios puertos, llega finalmente a Veracruz (México) donde le espera su buen amigo J. Ansoleaga quien, además de solucionar los trámites de su viaje, le ofrece el puesto de director de finanzas de la empresa familiar dedicada a la producción de jabón. En 1943, después de abandonar su puesto de trabajo bien remunerado, Xabier decide entrar en la Compañí­a de Jesús. En su juventud habí­a sentido “el gusanillo” de la vocación religiosa pero no se decidió a dar el paso definitivo hasta los 28 años: “una tarde, después de visitar la Basílica de Guadalupe y admirar la fe de los mexicanos, decidí hacerme mexicano, quedarme en mi patria de elección y hacerme jesuita”. El 1 de julio de 1943, a los 28 años de edad, ingresa en la Provincia Mexicana de la Compañí­a de Jesús donde estudia Humanidades. Durante el noviciado se siente un tanto contrariado pero contento: “todo estaba regulado y tenía que hacerse así­. Era ingrato y había muchas cosas objetivamente estúpidas, como por ejemplo ponerme a aprender el Catecismo. Yo me sabía el Astete de memoria, y en México se usaba el Catecismo Ripalda”. En 1947 logra la nacionalidad mexicana que la conservará hasta su muerte, en 1996. En 1950 hace una maestrí­a en Filosofía en la Universidad de Loyola, en Los Ángeles (California), y en 1955 obtiene la licenciatura en Teologí­a en la facultad St. Albert de Lovaina. El 30 de julio de 1954 fue ordenado sacerdote en Oña (Burgos). En 1959 logra la licenciatura en Economía en la Universidad de Lovaina, realizando además estudios de posgrado en la Escuela de Estudios Superiores de París (1958-1959).

A los 44 años de edad el Padre Scheifler, vasco por nacimiento y mexicano por elección, regresa a México a la docencia universitaria (“lo que más amaba en la vida”) a la que dedicará 35 años de su vida. Durante doce años (1960-1972) ocupa varios puestos en la administración e imparte clases de Economí­a en la Universidad Iberoamericana (UIA) de la capital mexicana: director de la Escuela de Relaciones Industriales (1961-1965); decano de la facultad de Ciencias Económicas y Administrativas (1966-1969); director del Departamento de Economí­a (1971-1972) y miembro del primer senado universitario (1971-1972). Sus dos libros más importantes, utilizados como textos son Historia del Pensamiento Económico I y II (1968) y Teoría Económica: Microeconomí­a (1971). Imparte, además, seminarios sobre marxismo, moneda, crédito y banca, etc.

Entre los años 1965 y 1970 se debatía con interés y no exento de pasión ideológica el tema del tipo de educación que se debí­a impartir en la Universidad Iberoamericana. El Padre Scheifler inculca a sus estudiantes (entre los que se hallaba Vicente Fox, futuro presidente de México) una educación que velaba por el compromiso y la justicia social. En su proyecto de universidad integral con aspecto humanista no le bastaba enseñar cómo influí­an las leyes económicas, la elasticidad de la oferta y la demanda en la formación del precio, etc. La economía debí­a estar al servicio del ser humano y no éste subordinado al proceso económico. X. Scheifler fue profesor numerario de la “Ibero” durante doce años y en 1989, tras 17 años de ausencia, esta universidad le otorgó el Doctorado “Honoris Causa” por su ejemplar trayectoria como maestro universitario.

En 1972 fue nombrado Rector de la Universidad ITESO (Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores) de Guadalajara hasta su jubilación (1994). Pero más que un rector que mandaba era un maestro que disfrutaba enseñando, siguiendo la máxima horaciana “enseñar agradando”. Los primeros años de su rectorado no le fueron fáciles a pesar del buen clima de Guadalajara: la débil situación económica de la institución, la pobre solidez institucional, los ataques contra el equipo rectoral por la defensa de la legalidad con ocasión del golpe militar de A. Pinochet en Chile (1973), etc, no minaron la voluntad de aquel vasco tenaz, consciente y valiente que fue siempre este jesuita bilbaíno. Su bondad, sencillez, transparencia, y finura en el trato con la gente no excluían la expresión vigorosa y hasta apasionada en defensa de objetivos importantes para él: la excelencia académica, el fortalecimiento de los organos de gobierno, la renovación de la biblioteca, etc. Como entretenimiento personal se dedicaba al embellecimiento del campus plantando árboles y cuidando los jardines. Después de 22 años de estancia, cuando en 1995 le llegó la hora de partir a Tijuana, el “viejo P. Scheifler” confesó con alma franciscana: “tengo cariños extraordinarios. Antes de irme voy a despedirme de los árboles del campus”. Fue profesor de Teorí­a Económica, Antropología Filosófica y Experiencia Religiosa.

En otro orden de cosas, ayudó también como consultor a varios PP. Provinciales de su orden en México y como delegado de su provincia en la XXXII Congregación Jesuí­tica en Roma. Fue miembro de la Comisión que redactó el importante decreto 4º “Nuestra misión hoy: servicio de la fe y promoción de la justicia” que tanta implicación ha tenido en la Compañ­a de Jesús y fuera de ella. Como conferenciante, fue invitado por el Banco Interamericano a impartir una serie de seminarios en Washigton (EE UU) sobre el tema “la persona humana”, logrando así establecer un diálogo interuniversitario. En 1990 publicó el libro En busca del sentido de la vida. Es indudablemente su libro más í­ntimo; está escrito con hondura pero con mucha sencillez y gran amor, y va dirigido tanto a los profesores y alumnos, como a los conserjes del centro y a las amas de casa. El autor busca el sentido del trabajo, del amor y del sufrimiento desde la óptica cristiana. Las numerosas citas bí­blicas, teológicas, filosóficas, artí­sticas (pintura, cine) y, sobre todo, literarias (León Felipe, Aantonio Machado, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Antoine Saint-Exupéry, San Juan de la Cruz, Antoine Lamartine, Pablo Neruda, Hermna Hesse, etc.) hacen que la lectura sea más interesante y amena. El P. Scheifler fue profesor numerario y al jubilarse fue también nombrado profesor emérito de la ITESO.

En 1995, el octogenario y enfermo P. Scheifler fue destinado por el P. Provincial a Tijuana. Aunque sus amigos y compañeros consideraron este destino como castigo, él lo tomó como un paso más en su desarrollo personal, recordando una frase que el P. Castiello le repetí­a a menudo en el noviciado: “un jesuita es un hombre que se va”. Este destino, aceptado con obediencia y con dolor, aceleró indudablemente su muerte, aunque sacando fuerzas de su flaqueza escribió: “me cuesta salir, pero me voy con entusiasmo a ver si todavía, a mis 80 años, puedo ser útil en Tijuana”. Llegó a esta ciudad bañada por el mar el 31 de julio de 1995, festividad de San Ignacio de Loyola. La brisa suave del mar le recordó la costa de su tierra lejana, Algorta, Bakio, Lekeitio, y también los versos de uno de sus poetas preferidos: “el mar, siempre volver a empezar” (León Felipe). Compartió con alegrí­a con sus nuevos compañeros las charlas de las sobremesas, que tanto le agradaban. Pero meses más tarde “con el corazón destrozado” y la piel atravesada de tubos en la sala de cuidados intensivos del hospital de Tijuana sucumbió al esfuerzo de una nueva aventura. Murió hacia el mediodía del 8 de febrero de 1996. Sus restos descansan en la parroquia “Estrella del Mar” (Playas, Tijuana). Desaparecía así­ un vasco cercano al ser humano, que ofreció su vida al servicio de los más pobres en México.

OBRA

Historia del Pensamiento Económico I. México D.F., Ed. Trillas, 1968.

Teoría Económica: Microeconomía. México D.F., Ed. Trillas, 1971.

En busca del sentido de la vida. México D.F., Ed. Trillas, 1990.

Historia del Pensamiento Económico II. México D.F., Apuntes, Ed. Universidad Iberoamericana, 1968.

Moneda, crédito y banca. México D.F., Ed. Universidad Iberoamericana, 1964.

BIBLIOGRAF͍A

Caldero, Santa Fe, Ciudad de México. Universidad Iberoamericana. Primavera 1996. Número especial. Homenaje al Padre Francisco Xabier Scheifler Amézaga, S.J.

Autor: Gorka Aulestia

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