Euskal Erbesteen Kultura – La Cultura de los Exilios Vascos

José Martín Elizondo » Biografías

Hamaika Bide parte en sus trabajos de unos planteamientos al margen de partidos políticos o de encasillamientos ideológicos. De esta manera aborda el estudio de exiliados y exiliadas de cualquier condición o posicionamiento político entendiendo que todos ellos han realizado una aportación valiosa a la cultura del pueblo vasco. Por lo tanto en esta sección se irán intergrando biografías de personalidades vascas sin más nexo entre sí que el haber compartido un destino común: el exilio.

Elizondo, José Martín

Fotografía de José Martín Elizondo
(Getxo, 1922 – Toulouse, 2009)

Estudios: Filosofía y Letras
Profesión preferente: Dramaturgo y director teatral
Actividades culturales: Director teatral, escenógrafo, dramaturgo, profesor, pintor, etc.
Exilio: 1947
Lugares de exilio: Francia 1947-2009

José Martín Elizondo nació en Getxo en el año 1922. Huérfano de madre al año y medio, tuvo una infancia feliz en San Sebastián. Sus primeros estudios, como él solía comentar, los realizó en el colegio de monaguillos del Buen Pastor. Parte del bachillerato lo realizó en el Colegio del Sagrado Corazón de Puente la Reina (1032-1936), donde le sorprendió la Guerra Civil. Como otros muchos niños, fue evacuado a Francia como estrategia de huida de la barbarie y de la destrucción de la guerra. Su padre, combatiente republicano, a quien no volvió a ver, se exilió en México, en 1939. El niño José Martín pasó un verano en el refugio de Ardèche para ser devuelto a la España nacional, donde vivió desde esos días una vida azarosa y en soledad.

La primera posguerra la pasó en la localidad guipuzcoana de Tolosa, donde residían unos familiares. En Valencia inició los estudios de Filosofía y Letras. Pero, obsesionado con el encuentro de su padre, cruzó clandestinamente la frontera en 1947. El sueño del encuentro no se pudo dar. Se iniciaba en esta búsqueda frustrada un largo exilio de más de sesenta años.

Durante los primeros años, para poder sobrevivir, tuvo que realizar toda clase de trabajos, desde aprendiz de estibador hasta obrero a destajo en una fábrica de maquinaria agrícola. Su situación personal mejoró cuando fue contratado como profesor de español en un instituto religioso de la localidad de Lille. Hacía frecuentes viajes a París, donde trabó amistad con la élite del Gobierno Vasco en el exilio y donde descubrió el mundo de la farándula, su auténtica vocación y su verdadera entrega. Las precarias condiciones de vida le llevaron a una situación de fuerte deterioro físico. Incluso, se llegó a temer por su vida. Gracias a unos amigos, consiguió un puesto de lector en un instituto de Auch (1947). El cambio de clima fue sustancial para su restablecimiento. Al año siguiente fue contratado como profesor de español en la Escuela de Magisterio de Toulouse.

En París tomó contacto con el mundo del teatro, pero en Toulouse, “capital del exilio republicano”, fue donde se entregó en cuerpo y alma a la aventura del hacer dramático. El teatro será desde los primeros momentos del exilio su tabla de salvación emocional y su campo de trabajo. Igualmente fue una forma de defender la memoria, una manera de asumir un compromiso político y cultural y, también, un medio de vinculación afectiva y espiritual con la tierra madre. Durante más de cuarenta años llevó adelante una labor ininterrumpida como escritor dramático y como director escénico. Frente al teatro de la intrascendencia y de la evocación, José Martín Elizondo proclamaba y defendía un teatro comprometido con el hombre y con la sociedad. Su dirección escénica y su escritura dramática así lo atestiguan.

Martín Elizondo fue siempre un hombre agradecido con la tierra que lo acogió. Amó y respetó el mundo, la lengua y su cultura. Pero nunca quiso acogerse a la nacionalidad francesa a pesar de las muchas ventajas que este paso le hubiera proporcionado. Por convicción y por compromiso fue fiel a su origen y asumió responsablemente su destino. Se sintió orgullosamente un vasco-español que vivía en Francia con el ideal de mantener una lucha política contra la dictadura franquista a través de la cultura. Para Martín Elizonso, el teatro fue siempre “un arma cargada de futuro” y un medio idóneo de reivindicar la razón humanística de la democracia. Desde esta perspectiva de compromiso y de entrega, se entiende perfectamente la posición del dramaturgo getxotarra ante la vida y ante la sociedad.

Fundó en la primavera de 1959 la compañía A.T.E. (Amigos del teatro español). Fue un grupo ideológicamente heterogéneo, pero políticamente muy unido. En la diversidad, todos se hallaban unidos en la lucha contra el franquismo. Todos, como Martín Elizondo, asumían las formas del teatro como su arma más válida de lucha y oposición. En el A.T.E. actuaron también, a partir de la década de los sesenta, grupos españoles provenientes de la emigración. También se unieron estudiantes franceses. Todos ellos encontraron en el A.T.E. un medio para exterioridad sus ideales políticos y de exponer sus inquietudes humanistas. El grupo teatral de los Amigos del Teatro Español llegó a tener cerca de cuarenta actores.

Con el A.T.E. dirigió obras del calado semántico de La vida es sueño de Calderón; Luces de bohemia y Martes de Carnaval de Valle Inclán; El labrador de más aire de Miguel Hernández etc. Otros autores representados por el grupo de Martín Elizondo fueron Pedro Salinas (La estratosfera), Rafael Alberti (La pájara pinta) , Lauro Olmo (Milagro), etc. Pero el grupo de los Amigos del Teatro Español no sólo representaban su teatro, posibilitaban igualmente que grupos teatrales del llamado Teatro Independiente español, quienes en su país tenían grandes dificultades de representar su dramaturgia a causa de la censura, pudieran dar a conocer sus obras y montajes. En esta lista se encuentran grupos tan sobresalientes como Tábano, Esperpento, La Cuadra, etc., con montajes tan emblemáticos como Castañuela 70 o Quejío.

Esta labor dramática no pasó desapercibida para la sociedad francesa. En frecuentes ocasiones fue objeto de referencia y de estudios por la crítica francesa. Este hecho sirvió para catapultar la labor dramática del grupo, que representó sus obras en diversas ciudades de la geografía francesa y tomó parte en conocidos festivales teatrales de Francia. También su trabajo dramático y cultural fue conocido y reconocido por algunos medios de comunicación españoles, como fue el caso de Ínsula, que en el nº 183 publicaba un estudio sobre “Valle Inclán en Toulouse”, refiriéndose al montaje realizado por Martín Elizondo de La hija del capitán de Valle Inclán.

Como director escénico, José Martín Elizondo tomó conciencia de los vacíos dramáticos que la comedia presentaba y sintió la necesidad de dar forma escrita a un teatro en consonancia con sus inquietudes y con su ideología. Con estos supuestos, a partir de 1959, comenzó su carrera como dramaturgo. Su teatro, desde sus orígenes, respondió a dos líneas temáticas nítidamente trazadas: la sociopolítica y la existencial. Entre las obras que responden al plano político, cabe mencionar los títulos de Numantina (1959), Durango (1961) o Las hilanderas (1980), Antígona entre muros (1988), Juana creó la noche (1997), etc. Picasso, reino milenario (1986) o La ópera sorda, estrenada en 1990 en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, serían unos excelentes ejemplos del denominado teatro existencial.

José Martín Elizondo se movió por los derroteros de un teatro experimental que indagaba y buscaba formas nuevas de comunicación con el espectador. El teatro, en ocasiones, difícil de seguir por la novedad de sus formas y por la profundidad de sus contenidos, responde a estos principios de expresión y de contenido. Dejó una obra dramática de cerca de cincuenta títulos.

Esta labor de entrega hacia el mundo dramático fue reconocida, admirada y premiada. Su paso por la Universidad del Teatro de las Naciones (París) le valió en 1960 el diploma de laureado de dicha entidad. En 1979 fue merecedor el prestigioso premio Santiago Rusiñol del Festival de Sitges por su obra Memoria de los pozos y en 1988 obtuvo el premio internacional del Teatro Clásico de Mérida por su obra Antígona entre muros. También obtuvo el premio Claraboya de poesía en 1984 por su obra Lejano interior.

Su obra traducida al francés y al inglés, representada en diferentes escenarios del mundo, publicada en importantes editoriales, etc., avalan un saber hacer en la dignidad creativa y en el compromiso ideológico.

Martín Elizondo murió en Toulouse en 17 de febrero. Su funeral en la Iglesia de Notre Dame de la localidad de Revel fue un acto entrañable de adhesión y de admiración. En la celebración de despedida no hubo oficios litúrgicos, pero sí música, palabras de recuerdo y lectura de poemas. Martín Elizondo no creía en la Iglesia como institución, pero se sentía un cristiano comprometido con la doctrina del amor y del humanismo. Como hombre religioso fue despedido con los poemas de León Felipe y de Luis Cernuda en medio de los compases de la música vasca entonada por el Orfeón donostiarra.

Bibliografía selecta de la obra de José Martín Elizondo:

Actos experimentales. Madrid: Editorial Escelicer, 1971.
Comprende las obras:
Refranero y danza para tres ahorcados (1967)
Los antropófagos (1969)
Chirrismo, signodrama para ser representado en un lugar vacío (1968)

Actos experimentales II. Madrid: Editorial Escelicer, 1973.
Comprende las obras:
Movimiento andante, movimiento perpetuo (signodrama con dos
Caballeros perfectos
Cabezas de chorlito
Parábola para robots

Actos exprimentales III. Madrid: Editorial Escelicer, 1975.
Comprende las obras:
Pavana para una infanta difunta
Pinacoteca

Durango. Gaiak, nº 4, San Sebastián, 1977, pp. 503-541.
De verdugo a verdugo. Modern International Drama, Vol XI-2, New York,
1978.
Picasso, transgresiones para un retrato. Modern International Drama, Vol.
XI-2, New York, 1978.
Memoria de los pozos. Pipirijaina-Textos, nº 16. Madrid, 1980.
El otro Pablo y el Minotauro. La Pluma 1. Madrid, mayo-junio de 1980.
Picasso, reino milenario. Murcia, Universidad de Murcia, 1986.
Antígona entre muros. Madrid: S.G.A.E., 1988.
Juana creó la noche. Estreno, Vol. XXIII-1, Ohio, 1997.

Cómicos sin tierra (Edición Madeleine Poujol). La Coruña: Edición dos Castro, 2007.
Comprende las obras:
Oraciones para un teatro.
Cómicos sin tierra.
El tótem rojo.

Bibliografía selecta sobre la obra de Martín Elizondo:

AZNAR SOLER, Manuel: “El exilio teatral en Francia: José Martín Elizondo y los Amigos del Teatro Español (A.T.E.) de Toulouse”, en Teatro y territorios. España e Hispanoamérica (1950-1996) (Coords. Sara Bonhardel y Geneviève Champeau). Bordeuux: Presses Universitaires de Bordeux, 1998, pp. 231-242.

POUJOL, Madeleine: “José Martín Elizondo: de una memoria defendida a un teastro sin fronteras” en El exilio teatral republicano de 1939 (Edic. Manuel Aznar Soler). Barcelona: GEXEL, 1999, pp. 331-347.
-“Prefacio. El teatro o la ética del compromiso” en Martín Elizondo: Cómicos sin tierra. : Edición do Castro, 2007, pp. 9-23.

RAGUÉ-ARIAS, María José: “Antígona de Martín Elizondo”, Primer Acto, 224. Madrid: 1992, pp. 74-75.

 

José Ángel ASCUNCE

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