José Miguel Barandiarán Ayerbe » Biografías
Hamaika Bide parte en sus trabajos de unos planteamientos al margen de partidos políticos o de encasillamientos ideológicos. De esta manera aborda el estudio de exiliados y exiliadas de cualquier condición o posicionamiento político entendiendo que todos ellos han realizado una aportación valiosa a la cultura del pueblo vasco. Por lo tanto en esta sección se irán intergrando biografías de personalidades vascas sin más nexo entre sí que el haber compartido un destino común: el exilio.
Barandiarán Ayerbe, José Miguel
Estudios: Humanidades, Filosofía, Teología, Ciencias, Antropología, Arqueología, Historia de las Religiones.
Profesión preferente: etnólogo y arqueólogo.
Actividades culturales: investigador y profesor.
Exilio: 1936-1953.
Lugares y fechas: Francia: 1936-1953.
José Miguel Barandiaran Ayerbe nació a las 6 de la mañana del 31 de diciembre de 1889 en el caserío “Perunezarra”, en el barrrio “Murkondo” de San Gregorio de Ataun (Gipuzkoa). Fue el benjamín de una familia numerosa de nueve hijos (cinco chicos y cuatro chicas de las que tres fueron monjas) del matrimonio formado por Francisco Antonio Barandiaran y María Antonia Ayerbe. Cursó la primera enseñanza en Ataun. Además, el hogar familiar se convirtió en el mejor centro de aprendizaje en el que el futuro patriarca de la cultura vasca iba almacenando en su interior leyendas, dichos, mitos, creencias, vidas de santos, contados por su madre junto al fogón de la cocina.
Con 14 años ingresa (con Manuel Lekuona) en noviembre de 1904 en la Preceptoría de Baliarrain (Gipuzkoa) donde cursa los estudios de Latín y Humanidades, aprobando los dos primeros años de Latín en un solo examen. Al año siguiente fallece su madre a la edad de 56 años, quedando marcado de por vida el corazón de aquel niño. En 1906 pasa al Seminario Conciliar de Vitoria donde supera con brillantes calificaciones los tres cursos de Filosofía y cinco de Teología. Joxemiel destaca por su afición a las ciencias y, en especial, a la Física sin descartar el terreno de las lenguas (francés, inglés y alemán). Es nombrado profesor de Física antes de finalizar la carrera sacerdotal. Al acabar los cursos de Filosofía obtiene, además, el título de Maestro en la Escuela Normal de Vitoria.
Durante los años de teologado no se conforma con lo que dicen los textos de clase y cuestiona algunas verdades defendidas hasta entonces como axiomas, formulándose preguntas sobre el origen del mundo y el sentido de la vida humana. Intenta asociar la ciencia con su fe religiosa, mientras aparecen las primeras sombras en el firmamento de su fe. En una época en la que la enseñanza oficial sobre el origen del mundo discurría por los senderos del creacionismo antievolucionista, el joven seminarista busca otras soluciones y respuestas. Acuciado por esos interrogantes, comienza a hurgar en el pasado remoto del pueblo vasco como campo de sus investigaciones científicas. El interés por los estudios etnográficos, prehistóricos, arqueológicos, y por la Historia de las Religiones marcará en adelante su larga vida de intensa actividad (1916-1990). Tras acabar el cuarto curso de Teología (1913), emprende un viaje a Leipzig en cuya universidad se matricula en un curso de Psicología, impartido por el profesor de filosofía Wilhem Wundt (1832-1920). Este encuentro marcará en adelante su quehacer científico que se basará en datos, en la constatación y en el esmero por la exactitud, convirtiéndose en fotógrafo de la realidad y no en teorizador de ella.
El 19 de diciembre de 1914 recibe la ordenación sacerdotal en Vitoria de manos de su obispo, Mons. Melo y Alcalde, y celebra su primera Misa en Ataun. Poco después es enviado a ampliar los estudios de Teología a la Universidad Eclesiástica de Burgos donde obtiene la licenciatura. En 1916 es nombrado profesor de Matemáticas del Seminario Conciliar de Vitoria. Comienza entonces a publicar los resultados de sus primeras investigaciones en la revista Euskalerriaren Alde (1916), escribiendo su primer artículo “Ataun en la Edad Media. El antiguo Castillo”. El 15 de agosto de 1917 es importante pues conoce en Ataun al vergarés Telesforo Aranzadi Unamuno (1860-1945), catedrático de la Universidad de Barcelona y al vitoriano Enrique Eguren (1888-1944), catedrático desde 1918 y Rector de la Universidad de Oviedo (1929-1930), formando así el grupo conocido como “los tres tristes trogloditas”. Comenzarán las primeras excavaciones conjuntas en Aralar, prolongando sus tareas durante veinte años (1917-1936), hasta la última campaña en la cueva Urtiaga de Itziar-Deva. En 1918 inician la exploración de las cuevas de Santimamiñe (Kortezubi, Bizkaia), y J.M. Barandiaran participa además en el Congreso de Estudios Vascos de Oñate, en el que se funda Eusko Ikaskuntza (Sociedad de Estudios Vascos) del que será nombrado socio-fundador en 1919.
En 1920 es designado Vicerrector del Seminario Conciliar de Vitoria, y al año siguiente funda la “Sociedad de Eusko Folklore” y la revista” “Anuario de la Sociedad de Eusko Folklore” (1921-1925). En 1925 esta sociedad cae en desgracia porque el Rector del Seminario le retira su confianza al tildar de ‘mamarrachadas’ sus “Anuarios”. Aun así, J. M. Barandiaran es nombrado Rector del Seminario Menor de “Aguirre” (1926-1930), simultaneando este cargo con las ocupaciones de Vicerrector del Seminario Conciliar Mayor. El joven Rector promueve cambios profundos en el sistema educativo, especialmente en el campo científico. Al año siguiente publica la revista Gymnasium (1927-1932) buscando la iniciación científico-literaria de los seminaristas de la diócesis que colaboraban en su confección. En 1927 y 1929 ingresa como miembro correspondiente en la Real Academia Española y en Euskaltzaindia, respectivamente.
La década siguiente será muy importante, y a la vez dramática, en la vida de J.M. Barandiaran. El 28 de septiembre de 1930, con asistencia del obispo Mateo Múgica y del rey Alfonso XIII, se inaugura el nuevo Seminario Conciliar de Vitoria, y el 14 de abril de 1931 se proclama la II República que terminará con el fin de la Guerra Civil el 1 de abril de 1939. El estallido bélico sorprende a J.M. Barandiaran -en compañía de T. Aranzadi- en plena dedicación arqueológica en la cueva de Urtiaga (Itziar); por ello, el 20 de septiembre se ve obligado a huir por mar a San Juan de Luz, embarcando en el puerto de Motrico. Se hospeda temporalmente en Anglet, en el convento de una de sus hermanas, y en la abadía benedictina de Belloc (Urt, Laburdi). Durante un año se aloja en el Seminario de Bayona y pasa tres años en Biarritz hasta 1940, año en el que se muda definitivamente a Sara (1940-1953). En esta fecha las tropas de Hitler invaden Francia y llegan a Iparralde. J.M. Barandiaran es obligado por las autoridades francesas a confinarse y es trasladado al norte de Francia a un lugar cercano a AlenÁ on (Normandía), pero, tras una breve estancia, puede volver a Sara donde las autoridades alemanas le permitirán proseguir investigando.
En el año 1945 Mons. Mateo Múgica, anciano y exiliado, escribe desde su residencia de Cambó (Laburdi), a petición del profesor de Ataun, el documento Imperativos de mi conciencia. Carta abierta al presbítero D. José Miguel Barandiaran. Se trata de una profunda reflexión sobre su actuación pastoral durante la Guerra Civil y es, además, la noble confesión que redime a un hombre desterrado en dos ocasiones. Al año siguiente J.M. Barandiaran crea en su domicilio “Bidartea” de Sara el “Institut Basque de Recherches” (1946-1951), promoviendo un importante grupo de investigación y publica, como boletín, la revista Ikuska. En 1947 funda en Bayona la “Société Internationale des Á tudes Basques” con la colaboración de P. Lafitte, M. Intxausti, T. Monzón, M. de la Sota, J. Bilbao, M. Legasse, etc., publicando la revista Eusko-Jakintza. Además, viaja por Europa (Bruselas, Londres y París) asistiendo a congresos internacionales y dando conferencias. Es una ocasión propicia para dar cauce a la sabiduría almacenada en tantas investigaciones y describir la larga lista de dólmenes, estelas funerarias y cromlechs hallados en Jentilbaratza (Ataun), Aralar, Aizkorri, Borunda (Ataun), Altzania, Entzia, Elosua (Placencia), Urbasa, Belabieta (Elduayen), Santimamiñe. Lumentxa (Lekeitio), Bolinkoba (Abadiano), Silibranka (Mañaria), Urtiaga (Itziar-Deva), etc.
El 20 de octubre de 1953, después de 17 años en el exilio, J.M. Barandiaran regresa a su pueblo natal. Es invitado por el Rector de la Universidad de Salamanca, Antonio Tovar (a instancias del Ministro de Educación, J. Ruiz Jiménez) a impartir un ciclo de 12 conferencias en la nueva cátedra “Manuel Larramendi” de lengua vasca. En 1954 planifica la investigación en el País Vasco peninsular y reemprende sus actividades de antaño: Urtiaga (1955), Lezetxiki (1956-1957), Atxeta (Forua, 1959), Aitzbitarte (Rentería, 1960), Axlor (Dima, 1967-1974), Altxerri (Orio, 1962), Marizulo (Urnieta, 1963), etc. En 1964 la Universidad de Navarra le ofrece la cátedra de Etnología Vasca, impartiendo temas sobre cultura vasca hasta el curso 1979-1980. En 1969 promueve y se crea el nuevo grupo de investigación Etniker.
Con tantos méritos adquiridos no podían faltar los homenajes, los reconocimientos oficiales ni los honores. En 1962 “La Academia Errante” (J. Oteiza, J. Caro Baroja, L. M. Santos, etc) le dedica en Ataun un homenaje. Al año siguiente es nombrado académico de número de Euskaltzaindia, y en 1973 miembro honorario del Instituto Americano de Estudios Vascos. Las medallas de oro se multiplican también al final de su itinerario cultural: “Ayuntamiento de Gasteiz” (1979), “Gobierno de Navarra” (1989), “Bellas Artes de Madrid” (1989), “Ayuntamiento de Donostia” y “Diputación Foral de Alava”. Es también investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Bilbao (1978), la Facultad de Teología de Vitoria (1980), la Universidad de Deusto (1986) y la Universidad Complutense de Madrid (1987). Al cumplir los 100 años recibe la Medalla de Honor de Euskaltzaindia y es nombrado “Hijo Predilecto de Bizkaia” por la Diputación Foral de Bizkaia, como lo fue, asimismo, en 1982 por la Diputación Foral de Gipuzkoa. En 1990 la Fundación Sabino Arana le otorga el Premio Anual, y al siguiente es distinguido con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III.
El 31 de julio de 1991 recibe en su hogar “Sara-Etxea” a los Reyes de España, D. Juan Carlos y Dña. Sofía, y en agosto es ingresado por primera vez en el hospital de Ntra. Sra. de Aranzazu de Donostia. El 17 de diciembre se presagia ya su inminente muerte y fallece en la madrugada del día 21. Al día siguiente Mons. J. M. Setién celebró la Misa funeral en la Parroquia de San Gregorio y los restos del pequeño gran cura fueron inhumados en el cementerio local.
J. M. Barandiaran fue un vasco universal y un sacerdote sencillo de vida ejemplar que supo conversar con los sabios del mundo, pero también con los niños, los ancianos y los aldeanos. Incansable y metódico en su trabajo, frugal en la comida y abstemio en la bebida, entrañable y afable con todos. Un vasco que defendió su lengua materna porque la consideró como el único testimonio viviente de la prehistoria europea. Como científico, su labor etnográfica fue ininterrumpida llegando a ser uno de los etnógrafos vascos más importantes del s. XX.
OBRA
José Miguel Barandiaran. Obras completas (22 volúmes). Bilbao. La Gran Enciclopedia Vasca. 1973-1984.
José Miguel Barandiaran. Discurso leído en la solemne apertura del curso académico de 1917 a 1918 en el Seminario Conciliar de Vitoria. Vitoria. Librería Montepío Diocesano. 1917.
José Miguel Barandiaran. Breve historia del hombre primitivo. (Extracto del Anuario de Eusko Folklore, XI, 1931).
José Miguel Barandiaran. Euskalerriko Leen Gizona. Zarautz. Itxaropena, 1934.
José Miguel Barandiaran. El hombre primitivo en el País Vasco. Zarauz. Itxaropena, 1934.
José Miguel Barandiaran. El hombre prehistórico en el País Vasco. Buenos Aires. Ekin, 1953.
José Miguel Barandiaran. Mitología Vasca. (1960). Madrid, Minotauro. 1960.
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