Euskal Erbesteen Kultura – La Cultura de los Exilios Vascos

Pello Irujo Ollo » Biografías

Hamaika Bide parte en sus trabajos de unos planteamientos al margen de partidos políticos o de encasillamientos ideológicos. De esta manera aborda el estudio de exiliados y exiliadas de cualquier condición o posicionamiento político entendiendo que todos ellos han realizado una aportación valiosa a la cultura del pueblo vasco. Por lo tanto en esta sección se irán intergrando biografías de personalidades vascas sin más nexo entre sí que el haber compartido un destino común: el exilio.

Irujo Ollo, Pello

Fotografía de Pello Irujo Ollo

Fecha de nacimiento: 23 de febrero de 1910
Lugar de nacimiento: Estella-Lizarra
Estudios:
Profesión preferente: Periodista
Lugares de exilio:
1. Francia
2. 1948-1949; Belgrado
3. abril de 1949 – marzo de 1977: Buenos Aires
Fecha de fallecimiento: 24 de febrero de 1983
Lugar de fallecimiento: Pamplona-Iruñea

Biografía:
Pello Mari Irujo (1910-1983) nacio en Estella el 22 de febrero de 1910. Hijo de Aniana Ollo Elordi (1866-1950) y de Daniel Irujo Urra (1862-1911), quien fuera primer profesor laico de la Universidad de Deusto, amigo y abogado de Sabino Arana Goiri (1865-1903), a quien defendió ante los tribunales en 1896 y 1902. Bautizado con el nombre de Pedro María Carmelo, era Pello Mari el menor de siete hermanos, Manuel (1891-1981), Eusebio (1893-1968), María Rosario (1894-1925), Juan Ignacio (1897-1969), Delfín (1900-l99?), Josefina (1902-1991), y Andrés (1907-1993).

Pello Mari, afectado de polio en su juventud, sufrió de por vida una leve cojera, la cual no le impediría jugar a fútbol ni bailar, de hecho, rescató junto al padre Olazaran el Baile de la Era en su Estella natal. Tras finalizar los estudios de Secundaria en Lekarotz, decide comenzar, al igual que su padre y hermanos, los estudios de derecho en Deusto. El 30 de noviembre de 1930, en virtud del manifiesto de San Andrés se fundó Acción Nacionalista Vasca – Eusko Abertzale Ekintza. Pello Mari se afilia a ANV lo que lo convierte en el único miembro de la familia no afiliado al PNV. ANV es, según lo concibe Irujo, un partido abertzale, esto es, independentista, demócrata y republicano. Partidario de la solución de pactos entre los pueblos europeos como única salida a los conflictos y con un programa social socialista. En su ciudad natal, se convierte Irujo en cronista de La Merindad de Estella, periódico de gran difusión en la ciudad y su comarca. Escritor prolífico, accede rápidamente al Consejo de Redacción del periódico. Irujo aporta al diario una fuerte impronta hasta el punto de que en 1936 se acusará al medio de ser un órgano de ANV y es embargado.

El 18 de julio de 1936 el levantamiento sorprende a Irujo en Deusto. Manuel y Andrés Irujo se hallaban casualmente en Guipúzcoa. El resto de la familia, tras ser capturados en la casa familiar en Estella, son conducidos a Pamplona donde son recluidos, el día 17 de agosto, Juan Ignacio y Eusebio Irujo. Las mujeres de la familia son recluidas en el convento de las Ursulinas de la ciudad. Pilar Elizalde y Mercedes Ortiz darán a luz en cautiverio.

Con Andrés Irujo en la presidencia de la Comisaría de la Junta de Defensa de Guipúzcoa, compuesta por los representantes de todas las fuerzas políticas de la provincia, fue nombrado Pello Mari Irujo letrado de dicha Comisaría, si bien, encargado de la redacción de los oficios, ejerció más bien la labor de secretario de la misma. Con objeto de evitar linchamientos se confinó, entre otros, a Víctor Pradera, Honorio Maura o Joaquín Beunza en el fuerte Guadalupe de Hondarribia. No obstante, a pesar de las medidas tomadas en este sentido, poco antes de la capitulación de Irun algunos de estos hombres serían fusilados por las milicias republicanas.
El crimen de Beunza fue ampliamente manipulado por la propaganda fascista, acusando de ello a decenas de personas inocentes, entre ellos a Andrés y Pello Mari Irujo.
Irujo es capturado en una lancha en las costas de Guipúzcoa cuando evacuaba a un grupo de reconocidos adeptos al movimiento a Iparralde. Entre estos se hallaban los señores de Mondovio, los hermanos Marquina, Manuel Cueva, y un sacerdote. Todos ellos y, fundamentalmente el religioso, abogaron por Pello Irujo, logrando salvarle la vida en el primer momento de la detención, cuando pretendieron fusilarlo sin juicio previo. Tras ser capturado es enviado a la prisión de San Cristóbal, en Pamplona.

Se siguió a Irujo un juicio militar en 1937 bajo la acusación de colaboración en el crimen de Beunza y conspiración contra el régimen. Paradójicamente se le juzga como miembro del Partido Nacionalista Vasco. El abogado defensor esclareció que Irujo no tuvo en ningún momento cargo alguno de responsabilidad que lo convirtiera en rebelde al movimiento, delito del que era presunto culpable; que toda su gestión en los dos meses y medio que duró la resistencia en Guipúzcoa desde el día del alzamiento hasta el 15 de setiembre, se dedicó con ahínco a obtener salvoconductos para personas de derechas, cobrando a algunas de ellas determinadas cantidades al ser puestas en libertad a título de sanciones que les habían sido impuestas, sin que en ninguno de esos actos, el procesado interviniera por su propia autoridad, sino simplemente por el concepto de empleado sin ningún tipo de facultades resolutivas o de autoridad, de mando ni de dirección, ya que ninguna de ellas le competía .
No obstante, en la causa, tras detallar la grandeza del movimiento nacional encabezado por su invicto caudillo, se concluye que Pedro María es un Irujo, y además nacionalista: los nacionalistas y los Irujo han sido hostiles al movimiento nacional, luego Pedro María ha cometido el delito de rebelión militar. Es condenado a muerte por fusilamiento.
Durante siete años permaneció Irujo en la cárcel con la condena a muerte sobre su cabeza. Esto sin duda le marcaría profundamente, tanto psicológica como físicamente. Durante su cautiverio se dedica Irujo a pintar en la cárcel. Más tarde, en el exilio americano, destacara por sus artículos de crítica literaria y artística, siendo incluido por Mauricio Kaperotxipi en su obra Arte vasco, como uno de los representantes de la crítica artística y pintura vasca en el exilio. Finalmente fue puesto en libertad y pudo huir a Iparralde.

Tras la Segunda Guerra Mundial, delegaciones comerciales de Bélgica, Dinamarca, Holanda, Suiza, Italia, Suecia, Inglaterra, Francia y Turquía se habían instalado en Yugoslavia y Checoslovaquia. De este modo, a fin de favorecer un intercambio comercial bajo la protección legal del gobierno de la República, Manuel y Pello Mari Irujo junto a otros representantes de la delegación vasca en París se dirigen a los Balcanes a principios de 1948. Como toda empresa comercial de exportación-importación, se elaboran estatutos que redacta Manuel Irujo quien al mismo tiempo preside la Delegación cuyas sedes serían Belgrado, donde queda Pello como Agregado de Cultura y Prensa de las legaciones de Belgrado-Tirana, Bucarest y Sofía. Las dos restantes legaciones son las de Praga, que preside Juan Manuel Epalza Aranzadi por enfermedad del ministro Climent, y Budapest donde es ministro Guardiola. Entre muchos otros asuntos se baraja la posibilidad de intervenir en la ordenación hidroeléctrica de Yugoslavia.

Manuel Irujo en carta a su madre comenta sobre la gestión de Pello Mari, en funcionamiento las Delegaciones Vascas de Praga, Belgrado, Sofía, Varsovia y El Cairo. “Vamos sobre Rumania y Tanger… se hace con la autorización del Gobierno de la República, con su concurso y solidaridad. Pello Mari ha logrado ya que todos los periódicos de Sofía publiquen varios artículos diarios tomados de la Oficina de Prensa de Euzkadi, la Agencia Vasca de Información. Se ha movido en todas las esferas, en la Universidad, en la Iglesia Ortodoxa, con los sefarditas. Escribe cartas a montones, se queja, critica, pide, reclama, protesta, hace de todo. Le queda tiempo para esquiar, ir a los bailes y a las fiestas teatrales y estudiar ruso.” Logra Irujo que el Gobierno Búlgaro publique un Boletín decenal, que finalmente va a ser semanal, prácticamente redactado de forma íntegra por él mismo, con la información que recibe desde París. En su pasaporte de refugiado se amontonan los visados diplomáticos de Yugoslavia, Triste, Checoslovaquia, Italia, Suiza y Francia. En 1949, cuando los primeros efectos de la guerra fría comienzan a hacer efecto, Pello se dirige a la Argentina. En abril de 1949 llega a Buenos Aires. Se instala en casa de su madre. Un año más tarde, en julio de 1950 muere, anciana, Aniana Ollo.

En Buenos Aires dio comienzo la amistad de Irujo con José Olivares Larrondo (1892-1960) “Tellagorri”, miembros ambos de Acción Nacionalista Vasca. Fruto de dicha amistad nació en 1955 la publicación Tierra Vasca. Eusko Lur. De acuerdo al primer número de la publicación ésta tiene un objetivo, la libertad de la Patria y de los vascos, y un propósito, ser el Hyde Park del nacionalismo vasco. Todo exilado político sin importar su filiación política concreta tenía un rincón reservado en el periódico. Ambos redactaban, recibían los originales, mecanografiaban, corregían, usaban pegamento a fin de agilizar los laboriosos procesos de enmaquetación, reclamaban la publicidad, mantenían la lista de suscriptores y atendían al envío por correo. Pello Mari recordará que durante cuatro años enteros “yo he sido los ojos y las piernas del viejo Tellagorri. Era mi director, un director al que llamaba “Viejo” que es la forma más cariñosa de llamar a un amigo… por su poca salud, su mala vista, por esas piernas fuleras -que, quién lo diría se habían enfrentado a las de Pichichi. Yo le decía ¨quiza no te hayas dado cuenta pero el caso es que de las 24 horas del día trabajamos 48 horas ¨.

Tierra Vasca, al igual que Ekin o el Boletín del Instituto Americano de Estudios Vascos que dirigió su hermano Andrés, mantuvieron durante todos los años de existencia y pese a las duras condiciones económicas a las que se enfrentaban, una edición regular. En 1971, en una nota escueta se avisa que si no se mejoran las aportaciones de Venezuela, México, Canadá, Estados Unidos, Australia, Filipinas, Uruguay y Mar del Plata, tendría que dejarse de publicar. Esto indicaba también, aparte del apuro económico, la universalidad de Tierra Vasca el cual asimismo se distribuía clandestinamente en Euskal Herria. En 1973, explica Irujo, “el despacho a México y Venezuela de 21 pesos argentinos ha subido a 46 pesos”, lo cual está fuera de su alcance. Debido a esta crisis, a partir de 1973 el periódico se traslada a la avenida Belgrano 1144, esto es, a la sede del Laurak Bat.

Se encargaba Irujo de la redacción de “Pajaritos”. Dicha sección ocupaba las páginas finales del periódico. Hablaba con pinzas, en un tono ácido, corto, certero pero pleno de información y actualidad que son las bases de un buen periodista. Los lectores buscaban ávidos las chispeantes e ingeniosas observaciones que a modo de refranes, reflejaban todo el dolor y la esperanza de los vascos en los años que van del 1960 a 1977. “Pajaritos” significaba, y quizá en eso la edad le advirtió del esfuerzo, una lectura profunda de toda la prensa europea, latinoamericana y española, además de la información que le proporcionaba la Oficina de Prensa de Euzkadi del Gobierno Vasco, Radio Euskadi instalada por aquil tiempo en Venezuela, y lo que contaban las gentes vascas que iban y volvían de Euskadi, y a las cuales, interrogaba afanosamente.

Tierra Vasca dejs de editarse en Buenos Aires y pasó a imprimirse en Caracas, para ser posteriormente editada en Bilbao. Pello Mari regresó a Euskadi, atravesando la muga junto a su hermano Manuel, en marzo de 1977. Cruzó la frontera tras 38 años de exilio, en mi coche, una camioneta Renault 12 con una pequeña valija como único equipaje de todo su exilio, en la que venía, ademas de sus exiguas ropas, una colección de Tierra Vasca, junto Xabier Irujo Amezaga, su sobrino-nieto, Iñaki Anasagasti y Peru Ajuria . Aunque se negó a aceptar la candidatura por Acción Nacionalista Vasca en Navarra, se presentó en Bizkaia. En estos últimos años de su vida sirvió de secretario, confidente y enfermero de su hermano Manuel cuando éste, en 1980, comienza a presentar los primeros síntomas de enfermedad. Pello Mari murió en 1983 víctima de una afección cardíaca, consumido por el dolor de que Navarra no formara parte del proyecto vasco. Como escribiría Martín de Ugalde se ha ido, no como Tellagorri que murió en el exilio, sino del dolor de regreso, a veces más amargo.

Arantza AMEZAGA
Xabier IRUJO

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